5/14/2008

Cine Realidad 2





Sergei Mijailovich Eisenstein y el desarrollo de una estética cuyo sustento es la colisión


Sergei M. Eisenstein nació en Riga (Rusia) el 23 de enero de 1898. Su ascendencia era alemana de origen judío y su familia pertenecía a la “pequeña burguesía”, razón por la cual pudo acceder a una educación burguesa con sólidos basamentos culturales. En 1917, tras el suceso de la revolución rusa, formó parte del Ejército Rojo, actuando como jefe del “Proletkult”: teatro obrero autónomo que propugnó por una estética que tuviera a la colectividad como protagonista (el arte no para las masas sino de las masas. Las masas como sujeto, no como destinatario).

Bajo ese presupuesto, el artista vivía la realidad de su colectividad y la experimentaba en cada obra. Por ello, ante la perspectiva del cine como arte novedoso que empezaba a escribir sus manuales, Eisenstein se interesó por la forma de expresión cinematográfica, para él “el cine no tiene por sujeto al individuo ni por objeto una historia; tiene por objeto la Naturaleza y por sujeto a las masas”. Y a partir de ese presupuesto es que se propuso crear una teoría sobre el montaje, que aún hoy se tiene en cuenta.

Dos principios fundamentan la concepción de montaje que desarrolló Eisenstein: en primer lugar, “el rechazo de la emotividad como finalidad expresiva o narrativa, para reducirla a procedimiento psíquico”; y en segundo lugar, afirmó que, “las imágenes cinematográficas, al ser objeto de montaje, no se acumulan, sino que colisionan entre sí”. Por un lado, la emotividad deberá despertar al espectador, y éste, convertirá la emoción en un acto intelectivo que le permita asimilar la propuesta del director del filme. De igual forma, las imágenes cinematográficas, en continuo choque, producen un resultado expresivo que no está implícito en cada plano objeto de montaje. Por tanto, Es preciso, embellecer el cuadro, crearle una naturaleza que no busque representar la aprehensión que se hace de la realidad visual, crear una forma estética en la que su esencia sea la colisión. Incluso, al interior de cada uno de dichos planos, deberán existir colisiones de luces, de movimientos, de composición, de angulaciones, entre otras.

Eisenstein, avanzaría más en el estudio del montaje, al punto de alcanzar a proponer cinco categorías para tener en cuenta al realizar dicho trabajo: montaje métrico, montaje rítmico, montaje tonal, montaje supratonal y montaje intelectual. Siendo este último el de mayores aspiraciones conceptuales y emotivas. El montaje intelectual brinda la posibilidad de romper con la atadura de los preconceptos de la forma y de la ideología. Es un acto liberador que puede conjugar imágenes antagónicas (materia-espíritu) para que la forma adquiera la pureza de un concepto y se refleje en el mecanismo percepción-memoria.

Sus trabajos más destacados (además del Acorazado Potemkin), son:

· La huelga (1924): en la cual, la lectura social de la sublevación de los obreros en las fábricas, expresa un discurso político cuyo propósito es la unión para alcanzar conquistas laborales. La composición tiene un ritmo vertiginoso, dado por la velocidad de las imágenes; y el montaje, logra una yuxtaposición de planos simbólicos que nos sugieren procesos asociativos, como los cuadros alternados que muestran cuerpos de obreros asesinados, y enseguida, el sacrificio de unas reses en un matadero.

· Octubre (1927): basada en la novela Los diez días que estremecieron al mundo de John Reed. Es una visión emotiva de la Revolución de Octubre. El itinerario desde febrero hasta octubre cuando se alcanzó el triunfo, bajo los presupuestos anhelados: pan, tierra, paz y fraternidad. La historia maneja exitosamente la tensión por la espera del suceso. Hay un ritmo armonioso (enriquecido con la versatilidad en el manejo de la cámara y con el montaje) que hace colisionar las imágenes de manera crítica e irónica.

· Alexander Nevski (1938): canto épico, sincronizado con la cantata Alexander Nevski de Sergei Prokofiev, la cual exalta al pueblo ruso en la construcción de su proceso histórico, de la siguiente manera: “quien aquí viniera con la espada de la espada recibirá. Esta es y será la ley rusa”. La producción, como en todas las películas de Eisenstein, es verdaderamente admirable: recrea una batalla cuya duración es de más de 30 minutos; en ella, la actuación, el vestuario, el manejo del escenario y la intensidad dramática, poco tienen que envidiarle a las superproducciones digitales, tan usuales en éstos tiempos.

· Iván el terrible I y II (1943/47): este trabajo, el mayor logro de Eisenstein en cuanto a puesta en escena, fue concebido inicialmente para 3 partes. La primera se rodó entre 1943 y 1944 y se estrenó en 1945. La segunda se grabó entre 1945 y 1947 pero fue prohibida por Stalin, por tanto, debió estrenarse en 1958, con el título La conjura de los boyardos. La tercera parte nunca llegó a desarrollarse por las diferencias políticas y por la muerte de Eisenstein en 1948.


El acorazado Potemkin (Bronenosets Potemkim). Por primera vez, el héroe de un film es el pueblo




Se pueden diferenciar cinco momentos estructurales en la constitución de la historia fílmica:

I. Los marineros a bordo del Acorazado Potemkim se niegan a comer la carne en estado de descomposición, que le ofrecen sus superiores.

II. Vakulinchuck toma la vocería del grupo para presentar sus reclamos, pero encuentra que el oficial Guiliarovski ordena la ejecución de algunos de sus compañeros. Ante esto, los marineros se rebelan e inician una violenta confrontación contra los altos mandos; y aunque logran imponerse, pierden a su líder Vakulinchuck.

III. Al llegar al puerto de Odesa, los marineros sienten el apoyo de los habitantes de aquel lugar, quienes, fervientemente, le rinden honras fúnebres al gran líder caído.

IV. Cuando la solidaridad ha establecido su morada entre los habitantes del pueblo, irrumpe el ejército zarista abriendo fuego indiscriminadamente contra la población que huye despavorida por las escaleras de Odesa. La crueldad y la muerte invaden el escenario. Desde el Acorazado, los marineros disparan contra el Estado Mayor Zarista que se encuentra reunido en el Gran Teatro de Odesa.

V. Los marineros se niegan a desembarcar para apoyar desde el buque a las gentes de Odesa. Pero viven la incertidumbre del encuentro con 12 escuadras zaristas que se van aproximando. Se vive una larga noche y el drama de la espera. Finalmente, se presenta el encuentro con las escuadras zaristas y el paso tranquilo del Acorazado en medio de éstas, pues ha aflorado el sentimiento de fraternidad entre los hermanos rusos.

Cada una de las partes que constituyen el film, responden a la estructura clásica de la narración de la tragedia, tenemos por ejemplo: una manifestación de la realidad social (desequilibrio – sometimiento); un evento propulsor de la intención de cambio, surgido desde movimientos internos pero que agrupan a todo un pueblo; unos hechos que confirman el poderío de la experiencia destructora y demoledora; y una esperanza (abstracta) totalizante, que surge tras la desnudez de un individuo, de una colectividad, y que será el proyecto a seguir para la reconstrucción de nuevas relaciones sociales.

El discurso sobre el montaje desarrollado por Eisenstein, no obstante ser una práctica formal, logra ponerse al servicio en este film para reflejar las tensiones de clases y para reconstruir los hechos de 1905, a bordo del Acorazado Potemkim — desde una composición simbólica que aspira ser traducida por el espectador en una evidencia intelectiva —, una de las primeras manifestaciones de inconformidad social que seguirían germinando hasta lograr la victoria en 1917 con la Revolución de Octubre. Una imagen colisiona con la siguiente y rompe con la visión unidireccional del mecanismo de visión que sigue parámetros argumentales. En el centro del movimiento está la agitación: se aviva el relato con el choque de planos independientes y se establece un vertiginoso juego dramático. El choque tiene un efecto sobre el espíritu, lo obliga a pensar. El montaje brota como un artificio del pensamiento que previamente ha configurado una imagen-memoria. La oposición de planos actúa como una fuerza motriz interna que genera divisiones para luego volver a crear nuevas dimensiones.

El elemento clave sobre el que descansa la propuesta ideológica en este trabajo, es la unidad entre la fraternidad popular y la lucha revolucionaria. La lucha revolucionaria dinamizará la historia y brotará desde el espíritu colectivo que se hace presente. Esto correspondería al fundamento del proyecto social-político que recién emprendía la URSS, y en el que participaría, en sus inicios, el director Eisenstein. El film fue realizado como parte del proyecto del Partido Comunista Bolchevique que, decidió destinar 3 millones de rublos para producir 8 películas conmemorativas del 20 aniversario de la primera intención revolucionaria en 1905 – al final, sólo se desarrollarían 5 trabajos –. El rodaje se llevó a cabo entre septiembre y diciembre de 1925, en escenarios naturales, en las escaleras de Odesa (secuencia de culto para la historia cinematográfica) y en el Acorazado “Los doce apóstoles” (gemelo del Acorazado Potemkim); y con mayoría de actores naturales. La versión sonorizada que es la que hoy se conoce, fue restaurada en 1950, a partir de un negativo encontrado en Alemania después de la II guerra mundial.

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